¿A cuántos hombres con gusto de usar ropa íntima
femenina no le gustaría ser vistos?
Pareciera algo absurdo debido a la naturaleza de estas prácticas.
Sin embargo, es más común este deseo exhibicionista en el travestismo. Y no
solo hablamos de ropa interior sino de toda una transformación completa,
conocido como "salir a la calle".
Pero no todo es exhibirse vestido de mujer, existen otras maneras, por ejemplo,
ir a una boutique de lencería y decirle a la vendedora que son para ti. Aquí es
donde entro yo. Como habrán leído en mis historias de Twitter, y si no, vayan a
buscarlas, en algunos lados he confesado abiertamente y sin pena que la panty,
tanga, bóxer etc. son para mi uso personal. La verdad es que ha habido muchas
veces donde disfruto decirles a las chicas de mis gustos, hasta el momento, a
ellas les ha sorprendido, pero también les da demasiada curiosidad.
La
primera vez que hice eso, me tardé fácilmente unas 2 horas en decirlo. Recuerdo
fue en una boutique de Vicky Form, tenía 18 años. Llegué de manera normal, me
atendió una señora y me empezó a preguntar lo que estaba buscando. Como
siempre, me comenzó a preguntar como es “ella”, si es de cadera ancha o
estrecha, la talla de bra. En ese entonces todavía sentía pena en decir lo que
quería. De repente, vi una tanga muy bonita de hilo, color morado con un
estampado de mariposa y en la parte de atrás otro adorno, igual de mariposa. Me
mataba la indecisión, no sabía si me iba a quedar. La señora ya comenzaba a
extrañarse porque que no era normal para ella que un hombre se tarde tanto en decidirse.
Me di cuenta como las demás vendedoras también ya me veían de forma extraña.
Fue en ese momento, cuando ya no pude resistir más y le dije: “No puedo decidir
porque no se si me quede bien o no, es para mi”. La señora se quedó sin
palabras, yo también, pero con una mezcla de pena, bochorno y excitación.
Después del silencio incómodo, volvió en si la señora y ya me atendió de una
mejor manera, eso sí, sólo se limitó a asesorarme. No quiso hacer más
preguntas. Me convencí, la compré y me fui. Poco tiempo después volví a ir con
más confianza y ella me reconoció. El trato fue muy cálido el tiempo que
trabajó ahí.
Con
este pequeño relato, les expongo esta otra forma de exhibirse. Aún así, hay que
tener cuidado a quien se lo decimos y como lo decimos. Hasta el momento, he
corrido con suerte, no me han discriminado o insultado, claro, no voy por la vida
diciendo a medio mundo de mi fetiche. También es cierto que no en todas las
tiendas, les digo esto. En ocasiones, simplemente llego, veo que tienen y si me
gusta algo lo compro. También, cuando no me generan confianza por la forma en
la que me están atendiendo, me limito a compra nada más.
Volviendo
al tema principal, muchos hombres se visten de mujer en
total discreción, como en su hogar, hoteles de paso, clubs travestis. Tiempo
después se vuelve cotidiano, algunos les gustará mantenerse así, pero otros les
surge la idea y el deseo de salir y verlos como mujer. Otros más tienen esa
ilusión desde antes de usar ropa de mujer.
Para hombres que sólo usan ropa interior de mujer o lencería
ese deseo existe, pero como tal se expresa de otra manera. Ir más allá de la
sensación que produce una pantaleta de encaje o una tanga de polyamida. Usar
ropa interior de mujer debajo de la ropa de hombre es andar con el riesgo de
ser descubierto.
Una tanga de corte alto fácilmente se puede ver cuando uno se
agacha. Una pantaleta tiene bordes muy gruesos con la posibilidad mostrarse las
marcas en el pantalón. Incluso en redes sociales han puesto en evidencia a
muchos hombres en tangas o lencería. Aquí es cuando se termina el encanto,
cuando es descubierto el hombre usando prendas femeninas. Pasa de la excitación
a la pena y vergüenza. Con la tecnología es más rápido la divulgación de las
fotos o videos.
El deseo de exhibicionismo puede obedecer a un comportamiento
meramente sexual en muchos casos, otros por el gusto de verse y sentirse como
mujer.
Mi recomendación es tener cuidado con estos gustos, no tanto por
las otras personas, más bien por aquellos que puedan tener problema en su
entorno. Sobre todo, definir cuando es un impulso sexual, ya que una vez que termina,
nos podemos arrepentir de muchas cosas que hicimos en ese momento.
Es un gusto muy
íntimo y debería ser privado, claro, me refiero a los hombres que solo se travisten
durante un periodo de tiempo. Muchos de nosotros no queremos ser descubiertos por
algún familiar o persona cercana a nosotros, por ejemplo, vecinos o compañeros
de trabajo. Por alguna coincidencia se puede ser descubierto y es el inicio de
muchos problemas.
Ir a un boutique de lencería y decirle al personal que son para ti es una forma de exhibirse. Aunque las personas que atienden no mostrarán ninguna falta de respeto, tampoco es necesario decirle que son para uso personal, pero ya es cuestión de gustos.
Cuando acudo a alguna boutique, no siempre les digo todo. En algunas ocasiones solo les menciono que busco y otras tantas me he quedado platicando con las vendedoras por horas sobre este tema.
Si aún no te has animado a comprar en un tienda o boutique checa este artículo primero: