Acerca de mi

Hola.

De antemano, gracias por visitar la página. Si estás leyendo esto, es porque te interesa este tema, ya sea que seas hombre que usa ropa interior femenina o lencería y no sabes por qué o de donde salió este gusto.

Mi nombre es Alex, el creador de Interior femenino. Soy un hombre como tú, que desde niño tuvo la curiosidad de ponerse una pantaleta, y cuando lo hice, cambió mi vida para siempre. Si me llegas a ver en algún lugar, podrás apreciar que mi forma de vestir es completamente masculina (por fuera), mi personalidad y mi forma de expresarme corresponde a mi género, es porque así lo deseo y me gusta ser. Sin embargo, debajo de mis pantalones de vestir o mezclilla, uso pantaletas, tangas, cacheteros, hilos y demás tipos de prendas que están diseñadas y hechas para mujeres.

Comenzó como un fetiche. Probármelas, posarlas y mirarme en el espejo, comprar y comprar, tomar prestadas de otras mujeres, masturbarme con ellas. Hoy en día, es una forma de vida para mi ya que es la única ropa interior que uso. Ya no tengo boxers ni trusas para hombre. Esto ha sido toda una experiencia y cambio debido a que constantemente tengo que estar cuidándome de no mostrar mis prendas al agacharme, lavarlas con total discreción, guardarlas con la confianza que nadie abrirá mis cajones más que yo. Mi intención no es exhibirme y que todos sepan de mi gusto, lo único que espero de esto es disfrutarlo y compartirlo.

Al fin de cuentas, ser un hombre que usan ropa íntima de mujer me convierte por definición en travesti. Hay diferentes grados de travestismo, así como de fetichismo. El mío es la ropa íntima de mujer, otros más son las medias, zapatos de tacón, bras y un muchísimos más, los cuales no necesariamente involucran prendas del sexo opuesto.

Comienzo mi día como las demás personas. Como ya tengo definido que es lo que tengo que hacer durante el día, me doy una idea que prenda usar. Por ejemplo, si tengo una reunión importante de trabajo, procuro usar pantys o tangas de encaje. Cuando tengo muchas actividades que involucren estar movido durante el día, trato de usar panty o bóxer de algodón o una tanga de tela suave. Para ocasiones especiales uso mis prendas más sexys y finas. Debo admitir que, aun así, me cuesta mucho elegir que prenda femenina usar, me he tardado hasta 1 hora en decidir. Para elegir mi ropa masculina tardo 5 minutos a lo mucho.

Acudo a mi trabajo, salgo a divertirme, hago mi despensa, viajo a otros lugares con la comodidad y sensualidad que me hacen sentir estas prendas. Son diferentes sensaciones dependiendo de la prensa que me haya puesto.  Como les comentaba, es todo un estilo de vida. Acudir a un probador, balneario, baño público, médico o cualquier lugar donde requiera de quitarme el pantalón, se vuelve toda una odisea. Me tengo que estar cuidando constantemente de no ser descubierto.

Mi fascinación es ir a las boutiques que frecuento a ver los nuevos lanzamientos, las prendas en liquidación, comprar las que no pude en visitas anteriores. El tiempo no existe para mi cuando estoy en el mostrador y viendo prenda por prenda, sus colores, texturas, telas, su diseño. La situación mejora cuando les digo que son para mí, porque ya puedo decir sin problema que es lo que busco y como lo busco. Muy pocas veces he pedido usar el vestidor para probarme las prendas, me conformo con que me atiendan bien.

Y así, es la forma en la que vivo mi gusto por la lencería y ropa íntima femenina.

Si eres mujer, es probable que estés leyendo esto porque tu esposo, novio, hijo o algún hombre cercano a ti usa estas prendas y quieres entender que sucede. Respecto a las prendas de mujer, te puedo decir que su uso o posesión vienen cargados por un fuerte impulso sexual.

En cuanto a sus preferencias sexuales, esto es muy variable. Hay hombres que pueden vestirse de mujer y sentirse atraídos exclusivamente por mujeres. Así como hay hombres muy masculinos que son gay abiertamente.

¿Cómo puedo lograr entender esto? Hablando. Siendo sinceros por ambos lados, con sus gustos y hasta donde quiere llegar con ellos. No es fácil definirse ni mucho menos aceptarse. Varios años estuve confundido porque tuve varias novias y realmente me sentí enamorado de ellas. Pero a veces usaba lencería. No entendía como era esto posible, no pretendía otra cosa más que usarlas. Al principio, cuando iniciaba una relación con una chica nueva, prometía ilusamente ya no usar, promesa que duraba a lo mucho una o dos semanas.

Recuerdo a una novia que me enamoré perdidamente de ella desde la primera vez que la vi, cuando nos

hicimos novios dejé este gusto por 2 meses aproximadamente. La amaba con todo mi ser, pero por dentro moría por usar una linda panty de encaje o una tanga de tela suave. Me partió el alma volver a usar ropa interior de mujer y seguir con ella. Sentía como si la estuviera traicionando de alguna manera. Pasó el tiempo, terminó la relación (con mucho dolor, por cierto), nunca le dije de este gusto. Lo nuestro terminó por otras causas que no supimos superar. 

Después tuve otra novia a quien le confesé todo, le costó trabajo aceptarme, pero cuando lo hizo, nos volvimos más íntimos, la relación se fortaleció durante varios años. Incluso nos divertimos con este gusto. La causa de separación no tuvo nada que ver con mi fetiche.

En pocas palabras, se puede llegar a comprender por qué y como lo hace, pero el punto está en querer hacerlo realmente, aceptarlo tal y como es. Depende también tu forma de ser, como te formaron desde pequeña, tus creencias, sin embargo, si te encuentras investigando, es porque hay una parte de ti que puede aceptarlo con este gusto. También hay mujeres que deciden terminar la relación de tajo. Eso es completamente tu decisión.

Cada situación es diferente y lo recomendable es que busquen ayuda de un profesional, como yo lo hice hace varios años. Aceptarse como es, en lugar de luchar en contra de lo que deseamos, pero sobre todo disfrutarlo.

Mi historia, es como la de muchos otros hombres. La comparto con orgullo, para quienes me lean, sepan que no están solos, no es ninguna enfermedad. En este blog, podrán encontrar varias respuestas a sus inquietudes, pero sobre todo, que tengan un espacio donde poder platicar cuando lo necesiten.