Mi primer bra

Esta no es una guía para elegir un bra adecuado siendo hombre sino la historia de como compré uno por primera vez.

Aunque ya llevaba al menos 4-5 años usando ropa íntima de mujer, no me había animado a usar bra todavía. De hecho, hoy en día, solo tengo uno porque tuve que comprar el set completo para que me pudieran vender la tanga que me había gustado. Para mí, resulta muy poco práctico, riesgoso usar un bra para salir a la calle, a menos que quisiera se diera cuenta la gente que traigo uno puesto. Sin embargo, si he usado, pero no es algo que me guste hacerlo.

En ese entonces, ya traía mucha curiosidad de usar un bra. Sobre todo, comprar un set completo para verme en el espejo. Como estudiante, tenía que ahorrar varias semanas para poder hacerlo y casi siempre terminaba por comprarme una panty, hasta que un día se juntaron varios factores que me permitieron comprarlo, por ejemplo, habían pasado pocas semanas de mi cumpleaños y me regalaron dinero(mejor), no había podido comprar nada por lo que ahorré un poco más y me esperé a que hubiera algún tipo de descuento. Todavía me daba mucha pena ir a las boutiques por lo que decidí comprarla en un supermercado.  

Un día que salí temprano de la escuela, me quedó tiempo libre para pasar a una tienda que se llamaba Gigante, hoy en día Soriana. Debo admitir que andaba un poco nervioso por el hecho de encontrarme con alguien conocido, aunque siempre hubo una posibilidad muy baja que sucediera esto. Entré, dejé mi mochila en la paquetería y me puse a buscar el departamento de lencería. Una vez que lo encontré, pasé de rápido dar un recorrido general de lo que había. Me encontré con varias pantys que me encantaron y estuve a punto de comprarlas, pero me aferré a comprar mi bra.

Vi uno que me gustó, color negro con encaje de la marca Ilusión. Como no sabía bien mi talla me la pasé aproximadamente 15 minutos intentando averiguar si me quedaba o no. Nunca me había puesto uno, no tenía idea alguna si era el indicado. En eso, una chica que era promotora ahí se me acercó y me preguntó lo que estaba buscando. Le comente del bra que había seleccionado, no había dicho para mí, ella supuso era para mi novia(como siempre). Me sentía muy nervioso sin saber por qué. Posteriormente, comenzó a hacerme preguntas más específicas sobre la complexión de mi novia, como ¿es delgada? ¿tiene mucho busto? ¿le preguntaste su talla? Sin embargo, mis respuestas eran muy ilógicas porque no estaba describiendo una complexión femenina, entonces no coincidían con las tallas. Se dio cuenta inmediatamente con esa descripción y me pregunto: ¿es para ti?

 Me dio muchísima pena, me quedé pasmado, no pude responderle. Sonrió y tranquilamente sacó su cinta para sacar mis medidas. Acto seguido, levanté los brazos para que me pudiera medir mi pecho y ver que prendas podían quedarme. Cuando terminó de medirme me preguntó si quería un color en específico. Yo seguía perdido entre pena y asombro, a todo le decía que sí. Seleccionó 3 bras de diferentes marcas y modelos y me dijo con voz muy traviesa: “ve al probador de mujeres, pruébate todos y me dices cual te gustó más, yo voy a estar aquí cuidando que nadie se meta” Me los dio y me metí lo más rápido que pude para que no me vieran.

Ya adentro, me quité mi playera y me fui probando uno por uno. La verdad es que estaba más fascinado por lo que había sucedido que por la prenda, podría decir que ella, totalmente desconocida para mí, sin pensarlo, fue la primera chica que me animó a usar estar prendas. Cuando salí, ella estaba arreglando unas pantys en un exhibidor, me vio y se acercó para preguntarme cual me compraría. Agarré un poco de valor y le dije que también estaba buscando una panty. Obviamente esa no me la pude probar, pero no estaba buscando eso, sino su compañía y asesoramiento.

Una vez que seleccioné bien mis prendas, le agradecí mucho por su ayuda y me fui a la caja a pagar. Ya en la salida de la tienda me animé a regresar para que me proporcionara su correo y poderle escribir. Cuando me vio de nuevo, se sorprendió un poco, tal vez pensó iba a cambiar de modelo o color mis prendas y le pregunté si me podría dar un correo para escribirle, no para cortejarla sino para que me pasara más tips o consejos para seleccionar mi ropa femenina. Sin embargo, me comentó no tenía correo (otra forma de decir no te lo voy a dar). Me fui un poco triste de ese lugar pero con una bonita experiencia.