No es enfermedad. Es travestismo.

Al mes recibo varios correos de hombres que usan ropa interior de mujer, muchos de estos, son para expresarme sus inquietudes acerca de este gusto. Otros, me preguntan si hay una terapia especial o cura para dejar de hacerlo, como si fuera una enfermedad. Por ejemplo, "no sé qué me pasa, me gusta mucho usar lencería, pero soy hombre, ¿estaré enfermo? o ¿cómo puedo curarme?", o esta otra, la cual es muy común ¿cómo puedo dejar de usar lencería? Mi favorita es: ¿Me estaré volviendo gay? 

Algunas mujeres que me han escrito, su principal preocupación es la preferencia sexual de su pareja.

Partiendo desde este punto, hay que dejar en claro el hecho que tengas una preferencia distinta a la heterosexual no es malo, tampoco que te guste usar ropa de mujer y por último, la preferencia sexual no tiene que ver con el fetichismo, son cosas muy diferentes.

Hace décadas atrás cualquier forma de vida sexual era considerada un tabú, algo que todas las personas sabían que ahí estaba, mientras otras lo hacían a escondidas y bajo el anonimato para mantener su “decencia”. Estoy hablando del sexo heterosexual y monógamo, donde solo se veía como una forma de reproducción y no una de disfrutar la sexualidad en pareja. En esos años, costaba trabajo entender que esto iba más allá de la reproducción y que mujeres y hombres podían disfrutar por igual. Entonces, hablar de temas más complicados, como la homosexualidad, parafilias o fetiches era prácticamente imposible. Lo más sorprendente es la doble moral en esas épocas.

Prácticamente, tener gustos diferentes era sinónimo de padecer alguna enfermedad. ¿Cuántas terapias para corregir el travestismo no han existido? ¿Cuántos medicamentos fueron desarrollados para que una persona deje de sentirse atraída por personas de su mismo sexo?

Un claro ejemplo es la película llamada “The imitation game”, en México le pusieron “El código enigma”, les recomiendo la vean. Aunque el tema principal se centra en la forma de como lograron descifrar mensajes encriptados, expone como los hombres homosexuales vivían completamente en el anonimato debido a que era ilegal. Incluso era causa de muerte o someterse a tratamientos químicos para “curarse”.

Así como sucedió con personas homosexuales, también fue con personas travestis, casi todos hombres. Cuando un hombre era descubierto vestido de mujer automáticamente se convertía en homosexual, aunque no lo fuese y por consecuencia tenía el mismo destino que los que si lo eran realmente.

Varios especialistas de esa época estuvieron concentrados en hallar el origen y la cura definitiva a estas raras "enfermedades". Actualmente, con tantos estudios sobre sexualidad humana y comportamiento han ido redefiniendo estos conceptos.
Es por esto que un hombre travesti no significa que sufra de una enfermedad por el simple hecho de vestir ropa del sexo opuesto. Al no ser enfermedad, tampoco hay cura. Incluso varios artículos han dejado claro que no hay medicación efectiva para el travestismo y solo los grupos de apoyo y psicoterapia pueden ayudar al individuo a aceptarse tal como es, más no dejarlo de hacer.

Todavía en el año 2021 sigue habiendo mucha ignorancia en el tema del travestismo, tanto el hombre que se viste de mujer como las personas que lo rodean. He de reconocer que se ha avanzado en varios aspectos, y se ha tratado de visibilizar más, pero normalizarlo es algo que veo muy lejano todavía. Muchas personas están escépticas que existan hombres que les guste vestirse de mujer solo por que les encanta hacerlo y no porque le gusten los hombres o porque quiera ser realmente una mujer. Hoy en día, lo “normal” es ver a un hombre vestido de mujer buscando encuentros sexuales con otros hombres ya sea por placer o negocio. No saben que existen lugares especiales, donde incluso pueden acudir con su pareja, simplemente por el hecho de convivir de una perspectiva femenina, sin ningún tipo de burla o comentario ofensivo. Mencionar algunos de estos lugares me trae bonitos recuerdos, cuando acudía con mi novia de ese entonces, a sus fiestas, la pasábamos increíble. Me alejé de ese ambiente, pero no de mis gustos fetichistas. Desconozco si todavía existan, por ejemplo, Roux Klein, Blush o el Club de Roshell. Escuchar de viva voz las experiencias de otros hombres travestis, conocer gente con gustos similares, diferentes profesiones, de todos los estados, platicar de las inquietudes que tengan es realmente una forma de terapia y ayuda para varios hombres y sus parejas. A mi me ayudó con mi pareja de ese entonces, platicaron con ella, le explicaron lo que es y no es un hombre que gusta vestirse de mujer.

Hoy en día, se ha dado mucha mayor visibilidad, difundido más información. Faltan muchas personas asimilen la información y se den cuenta que usar la ropa que quieran, aunque no pertenezca a su género no tiene nada de malo en absoluto.

Aun así, seguirán demasiados hombres preguntándose como pueden dejar de usar ropa interior de mujer. La respuesta es sencilla, la acción no. Simplemente se requiere fuerza de voluntad y eliminar el deseo de no volver a usar las prendas.

Seguramente ya lo has intentado dejar y recaído varias veces, pero ¿ya intentaste dejar de luchar en contra de tus gustos y disfrutarlos?  

Regresando a las características del travestismo, el acto de usar cualquier prenda femenina generalmente viene con una gran carga sexual, la cual con el tiempo pasará a formar parte de la sexualidad del individuo, imposibilitando el "querer dejar" de hacerlo, pues se estaría negando su propia sexualidad.
Cuando termina la excitación en el hombre travesti aparecen sentimientos de culpa y remordimiento. Tiempo después aparecerá el deseo, volviendo a la práctica que anteriormente había negado o jurado no volver a hacer. Este círculo vicioso se repetirá hasta que empieces a trabajar en ti, te des cuenta no le estás haciendo ningún mal a nadie y disfrutes ser quien eres. No es fácil llegar a este punto, sin embargo, si no empiezas por algo nada cambiará.

Por último, acudir con un especialista será para que te ayude a aceptarte, definas bien tus gustos y hasta donde quieres llegar con ellos.